sábado, 31 de enero de 2009

Allá tú


Le dije que sí a la cara.

Que yo soy feliz. Que estoy alegre y contenta. Que me alegro de tener la vida que tengo y que él también debía hacerlo. Que doy gracias por haber nacido donde he nacido. Que me gusta la paz. Que me emociono con una melodía o con un final trágico. Que me gustaba el sol y la primavera. Que me gustaba la lluvia y el otoño. Que me gusta sentir. Que no quiero ser inmune.

Que muy bien si quiere ser la víctima. Que muy bien si quiere contagiar a los demás su nube negra. Que muy bien si quiere lamentarse, decir que lo peor es lo suyo. Cuando piensa que es más profundo que los demás por ver las cosas negras. Por creer que sufre.

Y me di la vuelta, alejándome de él y de su agujero negro. Si quiere hundirse, que se hunda.

Pero que no se crea especial por ello.

John Updike y yo

"Miss Tasso Polk salió del ascensor a las diez hacia los azulejos verde oliva del piso 19 sólo ligeramente fastidiada por la sensación de que algo iba mal. El anagrama de "The Magazine", esa gran M negra, la cosa masculina que había penetrado más profundamente en su vida".
"No había sido una niña vestida de rosa, con muñecas vestidas de rosa ni juguetes rosas. En el pasado rosa que toda niña tiene, ella había odiado el rosa. Cuando las chicas de su edad leían revistas rosas, ella leía “The Magazine”, con aquella enorme M negra en la portada. Era una M gruesa, seria, clásica.
Ahora iba a hacer una entrevista de trabajo para aquella revista.
Y, efectivamente, algo iba mal. Debería estar eufórica. Aquel era el sueño que nunca pensó cumplir de su vida. Ese con el que todo el mundo fantasea alguna vez en su vida, pero que considera tan fuera de su alcance que nunca se propone intentarlo siquiera.
Pero ahora no quería hacerlo. Esa revista le encantaba, tenía una imagen idealizada de ella. Consideraba a quienes la escribían gente inteligentísima, que había vivido muchas cosas a lo largo de su vida, personas interesantes. En el fondo sabía que la realidad no era exactamente así. Sin embargo, se consideraba una persona normal. Siempre había tenido unas notas excelentes, siempre había destacado, pero esas personas tenían que ser mejores que ella.
No. No rompería el mito. Le habían dicho al teléfono que con su currículum la contrataban seguro, que la entrevista era una pura formalidad. Pero ella no era una artista. Tenía ganas de decirles que aquel currículum era mentira, que no era tan buena, simplemente los demás tenían un nivel un poco bajo y ella sobresalía.
Miss Tasso Polk entró en el ascensor a las diez y cinco, pulsó el cero, con una ligera sensación de triunfo. Sabía que acababa de desperdiciar la mejor oportunidad de su vida. “O no” pensó mientras se alejaba de los azulejos verde oliva que recubrían la entrada de aquel edificio."

John Updike

Valentina Martínez


Eso por listos


Acabo de leer en el periódico que en el coliseo de Cádiz han encontrado una placa que acusaba de ladrón al promotor del coliseo. Sí, una pintada centenaria.




Eso para los que se creen modernos, originales o algo por hacer pintadas. Hala.

martes, 27 de enero de 2009

Los coches misteriosos son negros


No sé muy bien por qué, miré por la ventana. Un coche acababa de aparcar en la puerta de casa.

Había metros y metros de calle, y solo un par de casas y había aparcado en la puerta de mi casa.

¿Vendrían a hacer algo a casa?

Era un coche amarillo, en cuyo interior había dos hombres. No hablaban, simplemente esperaban algo. Estuvieron así unos siete minutos. El hombre del asiento del conductor hizo una llamada por el móvil y sacó una agenda grande de un maletín negro.

Abrieron la puerta del coche.

Yo me quité las zapatillas de andar por casa y me puse las deportivas en un acto reflejo. Luego cogí el teléfono y dejé marcado el 112. Me quedé con el teléfono en la mano.

Los hombres bajaron del coche y llamaron a la puerta, sus caras no me sonaban.

Abrí sin acercarme demasiado a la puerta.

Un hombre grande y rechoncho esperaba fuera.

"Hola" me dijo "tú eres la hija ¿no?"

Menuda presentación de idiota.

"¿La hija?" le respondí algo confundida y procurando no decir nada más de lo estrictamente necesario.

"Bueno claro, eres la hija de tu padre" menudo inútil.

Yo le franqueaba el paso, aunque él hacía fuerza para entrar.


Ya os contaré cómo acabó el asunto. Ya sé que es una historia poco original y aburrida, pero eso es porque me ha pasado hace una media hora y he sido fiel a la realidad.

lunes, 26 de enero de 2009

Qué mala es la gente


En la sala de espera había unas cinco personas, yo entre ellas.

Acababa de entrar una chica de unos siete años con su madre.

Por los gritos se adivinaba que le tenían que quitar un colmillo.

La niña gritando y llorando como si la fuesen a matar, se le oía perfectamente desde allí.

La madre y la dentista intentaban tranquilizarla, o atarla a la camilla o algo.

Y los que esperaban fuera descojonándose, riéndose sin parar de los gritos de la pobre chica.

"Qué mala es la gente" he pensado...





... mientras intentaba aguantarme la risa.

sábado, 24 de enero de 2009

SI NO LO VEO NO LO CREO


-¡¡¿Que no te gusta el chocolate?!!
-No.
Ni los dulces.
-Imposible.
A mí el chocolate me pierde.
-Ya ves.

viernes, 23 de enero de 2009

Mientes más que parpadeas


Hoy en el instituto he estado charlando con un ex-compañero.

Me ha dicho que una marca le había copiado un pantalón a Dolce y Gabbana. "Va a haber denuncias y todo" ha dicho "Van a tener que pagar un millón de euros" ha rematado.



Ya.




La última vez que hablé con él, me dijo que su madre y él se habían comprado una caravana de cuarenta metros cuadrados.




Ya.

lunes, 19 de enero de 2009

Pese a ello


Funciono como una máquina: siempre hago lo mismo, de forma automática.

Si me salto un paso, no puedo seguir.

Cada noche, antes de acostarme, programo tres alarmas el mi móvil, una cada cinco minutos. Después pongo la alarma de mi despertador, para levantarme con la radio.

Pese a que nunca lo olvido, pese a que no tengo despistes, pese a que sé que lo he hecho.

Pese a ello, justo en el momento en el que estoy a punto de dormirme, me giro (porque a esa hora siempre he dado una vuelta a la derecha, una a la izquierda y otra a la derecha, posición en la que me duermo, o sea la contraria al lado de la mesilla), me incorporo, giro el despertador (para que la luz de los números no me moleste, antes de acostarme lo pongo en una posición contraria a la mía, de modo que me da la espalda) para ver que la lucecita que indica que el despertador está conectado está encendida.

Cada lunes, antes de coger el coche para ir al conservatorio, abro la mochila.

Sé que lo llevo todo, sé que ya lo puse todo en su sitio al hacer la mochila.

Pese a ello, compruebo que llevo la flauta. Siempre. Todos los lunes.

¡NOOOOOOOOOOOOOOO.......................!

¡SI NO TENGO MANÍAS!

sábado, 17 de enero de 2009

¡¡¡POR FIN!!!


¡¡YA SÉ RESOLVER EL CUBO DE RUBIK COMPLETO!!

martes, 13 de enero de 2009


Estaba segura de ser la persona más feliz del mundo.

La película estaba interesante, desvelando traiciones y engaños, pero yo no le hacía ningún caso.

Me interesabas más tú.

Estabas sentado, y yo tumbada utilizando tus piernas como almohada; la verdad es que no sabía cómo había acabado así, repanchingada en el sofá. Ni me importaba.

Me hacías cosquillas con las manos al juguetear con mi pelo.

Creo que yo tenía una sonrisa de idiota que me unía las orejas. No era para menos.

...

Hasta que me desperté. Por más que intentaba volver a dormirme el sueño no regresaba, y tu cara iba desdibujándose en mi mente.
Tal vez algún día no tenga que soñarte, tal vez sólo necesite abrir los ojos para verte. Algún día.
Tal vez.

lunes, 5 de enero de 2009

Duda


Hoy, de repente, no sé por qué, me he preguntado

¿DÓNDE ESTÁ INTERNET?

viernes, 2 de enero de 2009

Vacío


Te fuiste.

No nos engañemos, sabíamos que tenía que pasar.

Pero pese a ello nos centramos en disfrutar lo que teníamos.

Ahora estoy sola.

Sé que tú no te sientes así.

Me echas de menos, lo sé.

Pero tienes sustitutos para mi puesto.

¿O no?

Quién sabe.

Pero ya no me importa.

Esperaré, esperaré todo el tiempo que falte.

Hasta que el huequecito se vuela a llenar.

Y tú estés aquí.