sábado, 21 de mayo de 2011

http://www.youtube.com/watch?v=LOmh3jcV28g&NR=1

martes, 10 de mayo de 2011

Castillos en el aire



Supongamos que escribo un relato, una novela o cualquier otra cosa.



Imaginemos que pongo "La familia estaba comiendo lasaña de verduras y cinco jugosos melocotones que Mateo había traído del campo".



Tal vez porque me apetecía un melocotón en ese momento, o porque pensé que quedaba bonito.



Y ahora pensemos que yo (por alguna extraña circunstancia) me hiciese famosa.






Entonces algún experto analizaría mi obra, y daría una conferencia sobre sus investigaciones.



Resultado:






Comían lasaña de verduras, aunque lo normal en la época era que fuese de carne, porque la autora quería simbolizar su contrariedad a la ingestión de productos procedentes de animales.



La imagen de una familia unida nos pretende transmitir la unión en esa lucha, sin especificar los miembros que componían la familia a excepción de un tal Mateo. Esto nos indica que no importa cuántas personas opinen una cosa, sólo que mientras tengan un líder común que los organice (Mateo) su objetivo se puede cumplir: acabar comiendo melocotones.



La calificación de los melocotones como "jugosos" está referida a la alegría por la victoria.



Señala que hay cinco melocotones, de lo que se deduce que dependiendo del número de personas que compongan la familia, habrá más o menos melocotón para cada uno. Es decir, que si se quiere compartir una victoria, cuantos más hayan participado en ella menos gloria toca a cada uno. Con esto la autora nos plantea el dilema moral más importante de la obra: si en vez de compartir los melocotones, el líder (Mateo) se los come, él conseguirá todo el disfrute, mientras que el resto del grupo quedará por debajo de él.



...



...



...



Alargándose las conclusiones dependiendo del número de conferencias que haga el experto y de si el público le hace caso.






"La familia estaba comiendo lasaña de verduras y cinco jugosos melocotones que Mateo había traído del campo".









Qué absurdos somos a veces.