domingo, 11 de abril de 2010

Hay lugares extraños, cerebros extraños, extrañas regiones del espíritu, elevadas y miserables. En las periferias de las grandes ciudades, allí donde las farolas son más escasas y los gendarmes patrullan por parejas, hay que subir a las casas hasta que ya no es posible continuar, hasta buhardillas de techos oblicuos en las que jóvenes y pálidos genios, criminales del sueño, meditan abstraídos con los brazos cruzados, hasta estudios baratos y elocuentemente decorados, donde artistas solitarios, indignados y consumidos por dentro, hambrientos y orgullosos, en medio de un humo espeso de cigarrillos, luchan con los últimos y furiosos ideales. Aquí está el fin, el hielo, la pureza y la nada. Aquí no tiene validez ningún acuerdo, ninguna indulgencia, ninguna medida y ningún valor. Aquí el aire es tan casto y está tan enrarecido que los miasmas de la vida ya no pueden vivir. Aquí reina el desafío, la perseverancia extrema, el ego supremo desesperado, la libertad, la locura y la muerte.
Beim Propheten (En casa del profeta), Thomas Mann.

3 comentarios:

me_myself dijo...

"Cooooosas" (Homer J. Simpson)

María dijo...

me encanta... (sin palabras)

Anónimo dijo...

Ea! tendrá que así ser. O no. Ea.