martes, 27 de enero de 2009

Los coches misteriosos son negros


No sé muy bien por qué, miré por la ventana. Un coche acababa de aparcar en la puerta de casa.

Había metros y metros de calle, y solo un par de casas y había aparcado en la puerta de mi casa.

¿Vendrían a hacer algo a casa?

Era un coche amarillo, en cuyo interior había dos hombres. No hablaban, simplemente esperaban algo. Estuvieron así unos siete minutos. El hombre del asiento del conductor hizo una llamada por el móvil y sacó una agenda grande de un maletín negro.

Abrieron la puerta del coche.

Yo me quité las zapatillas de andar por casa y me puse las deportivas en un acto reflejo. Luego cogí el teléfono y dejé marcado el 112. Me quedé con el teléfono en la mano.

Los hombres bajaron del coche y llamaron a la puerta, sus caras no me sonaban.

Abrí sin acercarme demasiado a la puerta.

Un hombre grande y rechoncho esperaba fuera.

"Hola" me dijo "tú eres la hija ¿no?"

Menuda presentación de idiota.

"¿La hija?" le respondí algo confundida y procurando no decir nada más de lo estrictamente necesario.

"Bueno claro, eres la hija de tu padre" menudo inútil.

Yo le franqueaba el paso, aunque él hacía fuerza para entrar.


Ya os contaré cómo acabó el asunto. Ya sé que es una historia poco original y aburrida, pero eso es porque me ha pasado hace una media hora y he sido fiel a la realidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta mucho lo que escribes, pero por favor queda fatal que vayas de pobrecita... por ejemplo en la última entrada terminas diciendo "se que es muy aburrido...", de qué vas, una escritora no dice nunca sé que esto es un aburrimiento pero..., no, tiene que decir, a que es bueno eh?.
Carola

artdegordejuela dijo...

Acabo de ver tu blog por casualidad y ahora me he quedado intrigado a ver como termina la historia.

Me aficionaré para seguirlo esta currado y no es nada aburrido.

Un saludo.